PLANEACIÓN EDUCATIVA.
Las dependencias centrales de planeación
enfrentan problemas de aceptación, se les ve como medios de imposición
traduciéndose la labor de planeación en acciones aisladas ocasionando
resistencia.
Una limitación importante al esfuerzo de la
planeación es la existencia del sistema educativo nacional, ya que lo que
existe es un conjunto de sistemas independientes como el federal, los sistemas
estatales, privadas, autónomas y los organismos descentralizados.
Mientras que en el sistema educativo no
sepamos qué está sucediendo y por qué, nos seguirá preocupando que la educación
resulte un instrumento para escapar de las áreas rurales y marginadas, en vez
de que sea un medio para desarrollarse , en ves de que los procesos se adapten.
Las disfunciones y desperdicios son, en buena
parte, el resultado de una planeación educativa diferente. Debemos entonces
buscar nuevas alternativas y estrategias a lo que deberá ser el esfuerzo y
organización de la planeación educativa.
Este proceso deberá orientarse a que el
sistema se defina y se integre como un todo, satisfaciendo los requerimientos
de las partes, buscando la participación, la discusión, el debate y el
consenso, con la actitud permanente de aprovechar y distribuir más
deficientemente los recursos. La solución no está necesariamente en la creación
de nuevas dependencias ni organismos sino en la reforma de estructuras
administrativas.
Estos principios nos llevan al planteamiento
de dos alternativas básicas que denominaremos desconcentración y centralización.
Para descentralización se propone que sean
directamente los gobiernos estatales quienes administren tanto los recursos
federales como los propios, de manera que el sistema “aprenda” y defina
mecanismo de participación, implantación, control y evaluación.
La programación establecerá prioridades y la
reforma permitirá seguir de cerca las acciones, evaluando resultados que
orienten permanente mente a las decisiones locales y a las nacionales.
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